lunes, 19 de noviembre de 2012

La conquista del Sur...O, El de Tigre Cebabao...El Cazador


Continúa La Piedra que era yo…
 
 
  Cabruta                                                                                          Caicara


Saben mis apreciados lectores y lectoras, que de tanto elucubrar de mi memoria, pues se me había olvidado deciros que también tengo otro don o habilidad, y es el que puedo, en el tiempo y en el espacio viajar y estar en distintas regiones o sitios, facultad esta que me sirve de buen provecho tanto para compartir mis conocimientos como para adquirirlos de todo ser viviente que se tenga a bien el dedicar un poco de su valioso tiempo a dejarse oír o entablar conversaciones conmigo…

Es así que teniendo yo esta tan portentosa cualidad, un bien asoleado pero fresco buen día de un abovedado cielo azul celeste festoneado por algunas pequeñas nubes de verano, en cuyo espacio volaban erráticas golondrinas y gavilanes tijeras haciendo perfectas acrobacias aéreas como consumadas dueñas de su medio, pues es entonces  que me tele transporte y asenté por allí,  por los lares de Santa Rosalía, más adelante de Calcara del Orinoco por el Estado Bolívar, en una limpia y medanal sabana solo adornada por una escasa vegetación propia de estas, de yerba y rala paja sabanera, chaparros, arbolitos de guayabitas. De árboles de aceite, y de vez en vez por uno que otro oasis de morichales, y en este diversas especies  de palmas de coroba y de yagua, y de árboles de tacamahaca y cerezas,  el paisaje natural se armonizaba con uno que otro rancho de bahareque, de techos de palma moriche, y en sus patios pero que en si en su conjunto no dejaba más que alternar en la monotonía del paisaje y adornarle, uno que otro tranquero de entrada de algunas fincas ganaderas de los contornos, donde abundaban muchas hermosas reses de ocres colores, y habían vacas lecheras y uno que otro padrote que celoso cuidaba del rebaño de su vacada, todo este paisaje parecía en su conjunto estar creado por una artística mano que ponía armonizando todo, el trasfondo de la intrincada e inconmensurable selva montañosa del macizo Guayanez…
 
Chalana llegando a Caicara                                                        Carretera de Granzón
Pues entonces aconteció que viniendo por esas carreteras de granza que parte desde Caicara del Orinoco hacia Ciudad Bolívar, venían unas personas en un camión de estacas, alrededor de seis eran, y paso que el auto se les accidento en las inmediaciones donde ya yo estaba ubicado, el vehículo venia con un inusual ronroneo de su motor, entonces empezó a traquetear y así disminuyo velocidad hasta que se detuvo como exhausto e hizo pffff, y ya no pudieron arrancarlo de nuevo, estuvieron en porfía tratando de arreglar la avería, de conseguir la falla y en ese trajín se les paso el tiempo y con los crepúsculos del atardecer se rindieron a pernoctar aquí mismo alrededor mío.

Y se dispusieron a hacer campamento y uno de ellos fue a por agua en una vivienda que cerca de allí quedaba, y de un aljibe trajeron cristalina y fresca agua del profundo y artesanal jagüey, y así es que colgaron sus hamacas en unas matas de palmeritas que alrededor mio habían, e hicieron comida y comieron, y ya que saciaron el hambre y su sed, empezaron a sacar cuentas y cuentos de su periplo por esos lares y que lo había motivado, y entonces por su ameno charlar entre ellos, les fui conociendo, y supe que el chofer se llamaba Heberto Mijares y que era agricultor, su copiloto Álvaro Arévalo y que era mecánico, y de los compañeros que arriba del camión venían, uno se llamaba Antonio (Toño)Márquez y era perito agrónomo, y otro  Marcos Bandrés igualmente perito agrónomo, y Roque Sanders que era biólogo ecologista y ambientalista.

Y reunidos allí al cobijo y al amparo del agradable calor de la fogata, cuyas contoneantes, alegres y anaranjadas llamas parecían danzar un nocturnal y artístico espectáculo, contaban de los pormenores de su aventurero viaje, y es así que yo le escuchaba su dicharachera charla.

Y oyéndoles, yo seguía y no perdía detalles de la conversación, de su lugar de origen, es entonces como saliendo de mi pétreo hermetismo, carraspee, y me aclare la garganta y con estentórea voz les intime a cambiar unas palabras conmigo , yo también vine desde allí dije... Ah, jaja, no se imaginaran ustedes del susto y la sorpresa  que estos viajantes se llevaron al oírme hablar… 

E incrédulos no daban crédito a lo que sus oídos habían percibido, y un poco atemorizados e inquietos trataron de alejarse de mis entornos, pero con un ssssto les dije quietos que no es para tanto, enseguida les fui calmando, y ellos se fueron tranquilizando y cobraron valor en sí para preguntar, y como es eso que usted puede hablar?...

Bueno conteste, por ahora confórmense con saber que esas son cosas de la vida y del Divino hacedor, y que mis designios aun sin yo querer ni proponérmelos, ya los llevo pautados por El, y que yo al igual que ustedes que también tienen un señero destino, un sino que cumplir en la vida, y que en su momento lo habrán de descubrir, pero al menos ya yo se cual es mi misión en esta vida, y le voy dando para ver si le atino…

Ah ja, y cual es su misión como usted dice?...

Pues bien ya deben de haberlo intuido…yo estoy o soy para oírles a ustedes los humanos y saber de sus historias y ustedes de las mías y también para de buen juglar hacer  y traspasarlas de generación en generación hasta el fin de los siglos…y a los menos instruidos…

Ahora bien, quisiera saber de ustedes, que les trae por aquí, que les impulso o incentivo a emprender esta aventura que un poco he oído de ustedes, eso es este su viaje…

Bueno dice Álvaro, hemos salido de nuestro querido Pueblo de Altagracia de Orituco por allá por el Estado Guárico, alentados por una oferta que el Gobierno Nacional ha hecho a todas aquellas personas que sin trabajo se encuentren, para emprender un proyecto que el mismo ha dado por llamar la conquista del sur…

Ah les dije, pero eso no es algo que sea meritorio, pues en su mismo terruño han podido desarrollar ustedes alguna que otra vocación…

Entonces llega Mijares y me dice…pues si, pero primero óiganos a cada uno de nosotros y ya verá que cada quien tiene sus razones particulares para haber aceptado emprender esta aventura..,

Brinca Toño y dice…bueno y a todas estas como le podemos llamar a usted, por que me imagino que debe de tener un nombre especifico mediante el cual aludirle…

Ah ja…he ahí el detalle, ustedes podrán pensar que por mi conformación pétrea…eso soy yo, solamente una piedra y cuyo genero en este caso seria femenino…ah no, pero resulta que yo soy de genero masculino, pero dado que soy en verdad una piedra, no me podéis decir por ejemplo señor petro, por que al fin y al cabo eso soy, soy varón, pero para los efectos sigo siendo piedra…

Ah carrizo me dice Marcos, quien entiende ese galimatías que de tan enredado confunde nuestros pensamientos…en fin que usted es piedra y como tal debe llamársele, o es que prefiere que entonces le llamemos petro?...

Ah carrizo, me pueden aludir como mejor les parezca, que hasta el Usted es un buen indicio y muestra de respeto…

A lo que alude Roque, pues, en verdad que eso es algo muy cierto, pero ahora que usted quiere saber de nuestro condicionado viaje aventurero, déjeme decirle, que es pues cierto que nos alistamos en esta tal conquista del sur o CODESUR como le dio en llamarle el gobierno y a instancias de este mismo nos enrolamos y, pues que aquí nos tiene…

Ah, pero que ofrecimientos, que incentivos les dio ese tal gobierno de que ustedes hablan…

Bueno dice Roque, es que donde tengamos a bien asentarnos en algún sitio de este extenso territorio de Guayana, pues pasará  a ser de nuestra exclusiva propiedad, y para que trabajemos la agricultura, la ganadería o cualquier otra actividad licita que tengamos a bien ejercer, y todo esto y que es para poblar el territorio y las adyacencias de las fronteras y conformar nuevos núcleos poblacionales, y que al hacerlo, seremos subvencionados por el gobierno, es decir ayudados y financiados por este…

Ah bueno…les digo, que ese es un buen plan para emprender y hacer una vida justa y llevadera, y para lograrlo, pues, trabajar con tesón y ahínco….

Contrale, pero cuéntenme un poco de los pormenores de la odisea de su periplo desde su pueblo hasta aquí…

Bueno, dice Heberto, pues que no hay mucho que contar, por que como ya usted ha dicho que ha estado por nuestros lares…

Si esta bien, pero dado que yo viajo en el tiempo yn en el espacio a una vertiginosa velocidad, pues pasa y acontece que casi no me puedo fijar en los detalles de los sitios por donde paso en mi andar de siglos…

Ah bueno dice Marcos bueno le podemos contar, que de nuestro pueblo natal de Altagracia de Orituco, al menos hasta cabruta, hemos pasado muchos poblados, que si Lezama, Casianero, Cujialote, Chaguaramas, las Mercedes del llano, Santa Rita, Cabrita…

Y en todo ese largo trayecto de transito por carretera de trillado granzón se nos ha transcurrido unas seis horas hasta, la población de Cabruta, cuyos habitantes están por alrededor de unas cinco mil personas y dedicados en su mayoría a la agricultura, la ganadería y la pesca, entonces nos allegamos hasta las orillas del rio Orinoco, donde nos instalamos y quedamos a observar para ver el cargamento de abalorios, herramientas y maquinarias que estaban siendo embarcados en las rusticas chalanas provistas estas de grúas, para la manipulación y embarque de equipos pesados, los cuales iban a ser pasados al otro lado del rio Orinoco, atravesando el Padre rio como  unos cuatro mil quinientos metros  vía fluvial hacia el margen derecho donde se encuentra enclavada Caicara,  así es que habiéndonos entretenido en todas estas observaciones, nos agarro la noche, y he ahí que  pernoctamos en una tal posada Cabruta Hilton, propiedad de un señor apodado el chigüiro, que se vino de Altagracia en busca de fortuna, y se quedo allí en Cabruta donde vive holgadamente de la renta de sus habitáculos…pero vaya si pudimos allí en esa posada pegar mucho los ojos, por que no nos dejaron los benditos puyones, zancudos estos que más parecen aviones que zancudos, y que molestan tanto por su urticante picada como por su molesto zumbido...

Así es que ya usted debe deducir que temprano al otro día embarcamos en una chalana el camioncito donde transportamos nosotros nuestros macundales, y para ganar tiempo dejamos el auto para que lo trasladaran hasta Caicara mientras para ganar tiempo agarramos una curiara y bongueamos por el Padre Rio hasta esa población.

Aun atravesando en rápida curiara el Orinoco desde Cabruta hasta Caicara, es harto largo el trayecto, y es así que veníamos entretenidos charlando y haciendo chanzas, estuvimos en Caicara en aproximadamente una hora, y ya allí  en Caicara, nos fuimos a visitar a unas amistades mientras llegaba la chalana con el camión que todavía tardaría unas tres horas en llegar, entonces estuvimos en casa de los Osio que de Altagracia se habían mudado allí.

Y nos brindaron sabroso café y  estuvimos en amena conversa hasta que calculamos que ya estaría por llegar la chalana, fuimos y esperamos a la orilla del Orinoco hasta que llego esta, luego partimos hacia acá, pero nuestro destino es llegar un poco mas al sur de Caicara, hasta Rosalía y sus inmediaciones, para ver de ubicarnos en unos terrenos que colindan con la selva guayanesa, ahora que pasa, que se nos accidenta el carro y pues que mañana que lo compongamos continuaremos periplo.

Así es que temprano por la mañana de un nuevo día, estos aventureros estuvieron trabajando mecánica en el vehículo hasta que lograr encender este, y entonces se despidieron de mi, no sin antes prometerme que al regresar de sus diligencias y menesteres, harían un alto en el camino y se detendrían acá a conversar conmigo y contarme como evolucionaba su aventura por esos lares…

Se despidieron de mi diciendo…Bueno usted nos va a disculpar pero hemos de continuar viaje; así que partieron hacia su destino dejándome ensimismado, solo y  pensativo y sintiendo como por la carretera pasaban muchas gandolas cargadas de aparatos, de maquinarias y transportes con muchos trabajadores, y me figure que eran los obreros y especialistas que iban a conquistar el sur…

Y bien pasaron muchas lunas y muchos soles en que la piedra que era yo no había tenido mucha tertulia con ser civilizado alguno, salvo uno que otro animal de la sabana y de la aledaña selva…

Bien el tiempo paso raudo y sin dar mucha ocasión para pensar ni para afligirse por nada, y habiendo transcurrido como unos tres meses un buen día por la tarde,  regresaron nuestros amigos de su consabida diligencia en busca de un futuro promisor, y en verdad se detuvieron acá en mi lugar de asentamiento, y se dispusieron a acampar en mi lar, y ya luego que hicieron campamento e hicieron comida y café, y luego de que saciaron el hambre y la sed, y de satisfacer y hacer  sus fisiológicas necesidades, pues entonces se dispusieron a compartir la velada en amena conversación…

Entonces la piedra que era yo les inquiere, y como les fue por allí en sus andares sin rumbo cierto, quisiera yo poder saber que ha sido de ustedes, de su vida en todo ese tiempo que han estado ausentes…bueno casi dijeron a coro los aventureros, quien tiene algo realmente importante, una anécdota sabrosa es Álvaro, pero no sabemos si el quiera contarla, ya vera usted que quizás  se sentirá el, de contarla un poco apenado…

A lo que la piedra que era yo refuta, no hile hombre, eche para afuera Álvaro, que no hay mal que por bien no venga, y ya yo de cosas de esta vida estoy saturado, así que soy todo oídos y no me perderé ni un tantito de su relato…

Bueno, carraspea y dice Álvaro, resulta, pasa y acontece, que habiendo llegado nosotros por esos lados de Santa Rosalía, no nos pareció bien y nos llegamos hasta un pequeño caserío llamado las Colmenas y que queda más delante de Maripa pasando el rio Cuchivero, y las gentes de allí, pobladores humildes y sencillos, nos han recibido con mucha amabilidad y cortesía y bien predispuestos a servirnos de baquianos para que ubicáramos unos buenos terrenos donde dedicarnos a la agricultura, y nos dieron alojamiento en unas churuatas que a bien tenían para quienes fueran sus huéspedes, y bueno que pasamos casi una semana compartiendo con esta afable gente propia yn originaria del sitio, y nos contaron de que si las tierras de por allí eran muy fértiles, pero que para meterse a trabajar en la montaña que quedaba distante del caserio como a unos doscientos metros , había que tenerlas bien puestas, pues estas eran selvas de Bolívar, y que allí abundaban muchas fieras y alimañas propias de la selva virgen…que si el tigre, el león, las cuatro narices, cuaima piña, la culebra de agua y pare usted de contar…

Así es que les dijimos que no tuviesen cuidado, que nosotros éramos hartos fogueados en estas lides de trabajar el campo y en contacto directo con la naturaleza y sus inclemencias…

Pues entonces nos dijeron nuestros humildes anfitriones, bueno vamos a meterle el pecho a la montaña que para luego es tarde, y fue así que emprendimos la expedición montaña adentro, la cual en verdad era selva virgen, solo mancillada por el hombre para cultivar sus más esenciales vituallas para sobrellevar la vida, para subsistir de la naturaleza, sin abusar de ella, y fue así como nos llevaron a ubicarnos en plena selva a orillas cerca de un caño, un arrollo de aguas límpidas y cristalinas que fluía y que parecía susurrar melodías cantarinas…

Bien…continua Álvaro, así es que estando ya ubicados, en un una explanada, en un claro del bosque, con alambre, cabuya, mecate, hicimos un rancho bahareque techos de palma…

E hicimos aledaño a la casa un aljibe, cuyo manantial daba una exquisita, fresquecita  y dulzona agua salida de la fuente de las entrañas mismas  de la madre tierra…

Y  artesanalmente estuvimos preparando la tierra para cuando menos sembrar un maicito, y sobreviviendo de la caza y la pesca, y de algún pequeño aporte de nuestras familias para nuestra manutención, ya que las referidas  promesas y las tales ayudas ofrecidas por los entes  gubernamentales a quienes poblaran parte de este extenso territorio de este Estado, nunca se dieron ni hicieron efectivas, nunca llegaron…

Así es que teníamos que alternar las labores de la agricultura con lances de cacería para conseguir cuando menos la carne, ya que de nuestros vecinos colaboradores campesinos conseguíamos siempre algo de arroz, frijoles, y raíces de ñame, ocumo, yuca, batatas, los cuales eran producidos por los campesinos en sus conucos aledaños…

Yo siempre de tardecita salía a casar, y lo más que conseguía y cazaba, eran guacharacas y acures, pero un buen un día de esos, me enfiebre tanto buscando una cacería mayor, que terciándome la escopeta diez y seis, y colgándome una cantimplora con agua y otra con un poquito de café…

Pues todo calenturiento por las ansias de cazar una presa mas  grande, es asi que me interne en la selva, y aunque no era baquiano parecía estar en mi elemento natural…

Y así mientras más caminaba selva adentro más era mi fogosidad y ansia aventurera y así perdí la noción del tiempo, y entonces llegue hasta un pajonal de una calceta de sabana que en medio de la gran selva había, y ya allí me senté en  una piedra y me puse a cavilar en como me había agarrado casi la noche por esos lares y yo sin una linterna, apenas de lumbre solo cargaba una cajita de fósforos; entonces me di a la idea y  pensé y asimile, que irremisiblemente había de pernoctar allí…

Es así como ya que se hizo de noche, me acurruque allí entre dos lajas de piedra que allí habían, y me cubrí con una raída chaqueta de cuero y trate de conciliar un poco el sueño, a duras penas si pude medio dormir y echar un sueñito, ya que entre la plaga y los mosquitos y más el intenso frio que parecía adherirse y calar hasta los huesos mismos, me mantuvieron en vela casi toda la noche…

Y en los momentos que lograba conciliar el sueño, soñando ya me veía encarando a uno de esos fieros animales que en la selva abundan, y que nítidamente podía ver sus fauces abiertas y amenazantes hacia mi…

Es así que entre desvaríos del sueño y sus pesadillas, me amaneció más temprano que de costumbre, y serian alrededor de las cuatro y media cuando sentí que algo se movia sigilosamente entre el pajonal de la calceta, y estando entre el claroscuro del amanecer no podía distinguir que animal podía ser aquel, y siempre, no sin reservas, agarre la escopeta y le cargue un cartucho de guáimaros perdigones cuatro en boca, y muy pacientemente espere hasta que ya a la radiante luz del día difuminaba sus rayos y  entonces ya pude percibir que se trataba de un venado, pero no de un venado cualquiera…

Este era un venado que por su abundante collar de peludo pelambre, más se parecía a un siervo que a un venado, y me quede pasmado observándolo en todo su porte y hermosura, y tan manso que a su vez me vio, olfateo y vestinqueo hacia donde yo me encontraba, como desafiante, es que quizá nunca cazador alguno lo había asediado, así que no lo quise disparar y lentamente aparte la escopeta y lo estudie y grabe fijo en mi memoria…
El Venado Sortario                                                                       El Tigre Salado
 
 

 
 
 
 
Y estaba yo ensimismado observando al hermoso ejemplar cuando en ese instante se oyó un atronador  rugido groaaauuurrrrrrr, de un profundo e  intenso eco cavernario, y me dio la impresión que temblaba la tierra, y he allí, que de ipsofacto el pelo se me erizo,  yo que ya no podía contener un nervioso estremecimiento, pensé para mis adentros, nada, que este es “el tigre” que presentía, olia e intuía la presa …

Y me dije, ah caray, tengo que poner pies en polvorosa y rápidamente de aquí escabullirme o quedara escrito que por aquí se aventuro un cazador furtivo y que caro pago su empresa por de valiente dárselas y no optar por de allí salir aprisa fugitivo…

Así es que un tanto tembloroso, con los nervios de punta, lentamente fui caminando al revés, hacia atrás sin voltearme hasta agarrar la orilla de la montaña y en fugas relance, y habiendo podido  avizorar al feroz tigre, ya a orillas de la selva, en apresta rapidez de allí me largue, y aun cuando no tenia nociones del rumbo a seguir para al rancho regresar, instintivamente camine sin para atrás voltear, y así, de prisa camine, un poco erradamente, un poco acertadamente, nunca paso por mi mente ir a dar causalmente con un asentamiento de abandonado caserío, que en un claro del bosque estaba este situado, y desierto menguaba entre centenarios  y frondosos árboles de mango que mucha sombra se ufanaban de dar,  por lo que tampoco  permitían ver el sol para poderme ubicar…

Y estando allí al cobijo de estos corpulentos árboles, me sentí más seguro y protegido, pero entonces me atacaron unas incontrolables ganas de defecar, y me metí entre la maleza circundante y sin más trate de mi necesidad aliviar, y estando en este singular trance le dio al tigre por roncar, y tan fuerte fue su rugido que a la tierra y a los viejos árboles de mango de grueso tronco, daba impresión de hacerles temblar, tal desbarajuste y azaro en mi su rugir causo que sin darme cuenta con unas hojas de guaritoto trate de mi miasma limpiar, pero el embarazo era tal que los cachetes embadurnados de mier… me vino a quedar y con mi trasero como boca de muchacho comiendo chocolate trate de mis pantalones subir y acomodar, pero mientras más me los acomodaba, más de mierd…parecía empatucar…

Ya había creído yo que mi errátil destino inminentemente a su final había llegado, y entonces por mi mente pasaron veloces y raudos como en vertiginosa película, todas las etapas , toda la historia de mi vida, y relancinamente pensé, que el tigre había dejado de comer sabrosa carne de venado para venir a devorar a un humilde cazador caga…o

Así es que tembloroso, y quizá más por reflejos que por otra causa, agarre la escopeta, mis bártulos y pegue tremenda carrera un poco  acicateado por el miedo y temor y otro poco por la gran ardesón y picazón que de antojo de guaritoto di a mi cul…o por quererme con el limpiar…

Me escabullí por un intrincado y  viejo sendero repleto de lianas y bejucos que de los árboles parecían colgar y mientras en mi andar más me enredaba, mi paso trataba más de apresura, pues detrás de mi “el tigre no cejaba de roncar”…era tanto mi desbarajuste que la escopeta al revés me la hube de terciar, en un enriedo del gatillo vino un bejuco a tirar, de la explosión que hizo el tiro más me hizo espantar y trotar, pero andando otro largo trecho al tigre tras de mi ya no lo oía roncar, y entonces allí exhausto y sin aliento, en la orilla del camino sentado en una piedra me dio por descansar, y ya que había largo rato pasado, y ya algo recuperado de mi cansancio, y no sintiendo más al tigre y su rugir, me paso como dice un dicho muy popular  el gato su curiosidad quiso matar… y haciendo de tripas corazón monte la escopeta y desande el trecho ya andado, y cual no seria mi sorpresa, que allí en medio del camino estaba el tigre en un charco de sangre zumbao, con un certero tiro que mi escopeta por el capricho de un bejuco que del gatillo había jalao, el tiro entre  ceja y ceja le ha dao y muerto y tieso ha quedao…

Así es que ni corto ni perezoso al tigre por su rabo lo agarre y aunque harto era pesao, como pude me lo lleve por su cola arrastrao…

E iba de regreso para el rancho con tal trofeo llevándolo arrastrao, cuando del rumbo del rancho mismo una chusma de gente venia hacia mi mismo lado, y eran los amigos y vecinos que mal no suponían, andaba yo extraviao, y  llegándose ya junto a mi tremendo aspaviento han armado, pues nunca supusieron fuera yo un cazador consumado…

Y empiezan a jurungar al bendito tigre, y a comentar, que si era un tigre cebao, que andaba por esos laos, y que de buen trance los he sacao, y que de parte de ellos me considere complacido, por que aparte de tener ganada su amistad, por esta heroica hazaña iba a ser yo premiao…

Pero entonces llega una señora que con ellos se aventuro a venir a ver que conmigo había pasao, y empieza a arrugar la nariz y a oler snif sniff y olerme hfff y entonces con espaviento exclama fo, fo, fo, fooo…ummh usted como que esta cag…ao, ummh…

A lo que raudo le respondo, ah no mi Doña, no tenga usted cuidao, pasa que es mi costumbre como cazador consumao, que cada vez que mato un tigre me voy en mier…da, y de ella bañao…

Así es que este es mi relato de lo que me aconteció por alla en el caserio Las Colmenas, y ya vera usted por que de contarlo me siento harto apenao…

Así es que de allá vine siendo por la multitud coronao y considerándome ellos como un cazador consumao…

Prorrumpieron todos en burlonas carcajadas, y…Jaja…también  prorrumpió en sonora carcajada la piedra que era… yo, bueno el miedo es libre, y aun cuando mucho tiempo y trecho trillao en este  mundo tengo llevao, nunca había escuchao de un cazador que por culillo, embarrao de mierda haya quedao…

 

La piedra que era yo pregunta, y quien otro de ustedes me contara de sus andanzas en esa aventura…

Ah no le contestan a coro nuestros amigos aventureros conquistadores del sur, vamos a dejar para luego nuestros relatos, que ya con lo que Álvaro le ha contao es suficiente y mucho nosotros hemos andao y de ello estamos harto cansao…
 
Perto Fluvial Cabruta                                                  Chalana desembarca en Cabruta
 
Chalana con Grua  Carga Avalorios
 
              Continuara en próxima entrega…gracias…
 Nota: Este es un relato, en parte ficción, en parte realidad como lo fue la tal CODESUR,  años sesenta ynueve-setenta y uno,  y de Nuestro embarque, por que eso fue lo nuestro en esta aventura…Y Cualquier parecido con la realidad es “pura coincidencia”…

 

 

 

 

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