Es
así que al retornar de sus menesteres en
la finca donde trabajaban los paseantes, levantaron campamento alrededor
de la piedra que era yo y haciendo una buena fogata prepararon comida y café y
se aprestaron oír de esta la historia de Flora y Ceferino.
Os
imaginareis de Flora y Ceferino el lugar
de hábitat de estos originales personajes dignos símiles a la hechura de la
sabana, Vivian con sus hijos en un ranchito miserable de bahareque con techo de
palmas, rodeado de añosos caros que estaba situado sobre una loma aledaño a la
finca los reales, donde trabajaban, Ceferino en las faenas de vaquerías y Flora de cocinera
y de atender en estos menesteres a la
peonada, sus pequeños hijos lipones sirven para acarrear el agua del aljibe a
la casa de hogar de los patrones, lo cual hacen cargando a duras penas sendos
cantaros de torneada madera…
El
llano, ah el llano, en tiempos de invierno se encapota desde madrugada el
infinito cielo, amanece y canta el gallo en el tranquero, pita el toro cimarrón,
vuela la garza morena, patito entusiasmado habla con sus compañeros del lagunar comentando alegres sobre el verdor que engalana esteros y sabana,
chaparral, llano y palmar, si pareciera que el invierno traerá alivio sobre las
vicisitudes e inclemencias del llano, pero aparte de las bendiciones y bondades
implícitas que las lluvias acarrean sobre la yerma tierra y la humanidad,
también trae consigo desgracias sobre
los más humildes y necesitados, pues en la mayoría de los casos viven en
condiciones deplorables y en los sitios más inhóspitos.
Trae
consigo la lluvia el germinar de la simiente prolifera en los campos y
sembradíos y con ello la abundante cosecha que Caín y los hijos de Caín por los
tiempos de los tiempos recolectaran con regocijado ahínco para satisfacción de
la necesidad de alimentar a los hijos de Adán…
Ah,
ah, y en verano, no se diga, en los días de inclemente verano reverbera en lontananza la sabana en
espejismos de liquido vital, soplan las ventoleras formando tolvaneras que van arrastrando
matojos de monte seco en su soplar, el incandescente sol prende en un díscolo
guijarro llamas de Vulcano en la agreste y seca vegetación, la sequia se hace tan fuerte que
la gente ha de tomar el agua de allí mismo donde los animales luego de revolcar
y revolver el agua estancada también beben.
En
los atardeceres del llanero verano, las
alborozadas bandadas de loros y pericos se posan sobre los copos de los
árboles, y con su jerigonza sacan del
letargo la calma y la quietud que reinaba allí,
en el maizal del conuco, los monos y araguatos rugen cual feroz animal, mientras
huyen por los copos de los arboles con su preciado botín de mazorcas de maíz apersogados
en guindas de ristre, pinta el Gran Hacedor y artista etéreo en el crepúsculo del ocaso como en alabastro figuras poli cromáticas de
una gran multutiplicidad de formas, en el llanero horizonte, teniendo este al rojizo sol como fondo, se
dibuja sobre un montículo y a contraluz, la silueta de un irreverente y hermoso venado carameruo, aúlla un zorro allá en la loma de los leones,
en la madre vieja cantan las guacharacas su dislocado alboroto, en los secos
cauces los deshojados arboles fructíferos de colmada pica pica, esparcen al
soplo del viento el acicate de esta en la sabana, toca alegre maracas la cascabel
allí en el recoveco del camino, salta y silba de trecho en trecho la aguaitacaminos en el sendero como animal
señero del destino. Y los chillones rebaños de báquiras cinchadas, verraquean y
se aprestan a celebrar un festín en el conuco…Bien, apaciblemente cae la noche,
y un sueño inquieto plegado de esperanzas duermen Flora, Ceferino y sus dos
lipones millonarios de lombrices…
En
volandas pasa el tiempo en que el letargo del sueño debía haber devuelto la
fuerza y vitalidad y a estos seres. Allí
en el ranchito de Flora y Ceferino, montado sobre el caballete del techo de la
humilde vivienda Canta el gallo pinto, que pareciera en su memoria tener muy
bien calculado el tiempo , Es de madrugada y Flora le dice a Ceferino, fíjate
viejo que las guacharacas cantan casi que a la par de los gallos, Ceferino desperezándose bosteza y brinca fuera del chinchorro y le dice, guá
mujer, por algo dicen los viejos que el cantar de guacharacas sabe calcular el
tiempo, luego sale al patio de la vivienda y allí de un tonel saca una camaza,
una totuma con agua, con la cual luego de lavarse la cara, entra en la vivienda
y ayuda a Flora que ya se había levantado y aseado más temprano, y que luego
con manos de madera, en el madera pilón,
pilar el maíz, con sus santas manos de carnal amor lo ha sancochado y
molido en cóncava piedra de moler, luego de haber molido y amasado el maíz, y luego
de a las arepas dar forma de redonda
luna llena, en un tiesto las ha puesto
mientras que ya Ceferino esta
encendiendo el fogón que entre topias y
a favor de los combustibles leños de guatacaro rápidamente crepita y lanza
fulgores y destellos de amanecer. WWWW
.
Luego
de ya haber ayudado a Flora en la cocina, Ceferino agarra su bolsa de tabaco en
rama y se lleva a la boca una pella de tabaco la cual masticando con fruición
parte hacia un rincón del ranchito donde
tiene su paguara, con la cual sale otra vez al patio y comienza a deslizarla una y otra vez sobre la piedra de amolar, que
en el patio esta, y que desgastada por
el continuo uso ha adquirido también una
forma cóncava, como emulando y precediendo, la hechura de las arepas, y es que
con esa paguara misma es que el se gana su arepa, su pan diario de cada
día, luego de terminar de amolar pasa el
dedo índice sobre el filo del machete, y asiente con satisfacción pues quedo
filoso y cortante, luego hiende el
filoso acero en un madrinero que solitario en el patio pareciera
custodiar el humilde rancho, entonces se dirige a Flora que esta atizando el fogón,
le dice, mujer apura las arepas y el guayoyo, que tengo apuro por que tenemos
que reparar el tranquero de la finca del patrón y este nos esta apremiando.
Flora
presta le responde, espera y déjate de apuros Ceferino, que apenas son las tres y que del apuro lo que
queda es el cansancio, y estos patrones nunca, nunca reconocen la buena fe y
voluntad de su peonada, si no que egoístamente pareciera querer todo para si,
así es que ya va estar el café, y tranquilo te lo tomaras, y esperaras paciente
a que estén las sabrosas arepas de pan palao que te las voy hacer tostaditas
como a ti te gustan para que te las saborees y deleites con suero y requesón, a todas estas y al amparo del crepitante hijo
de Vulcano, los pequeños niños lipones calientan
un tanto sus esmirriados cuerpecitos, mire que es helado el frio en las
madrugadas del llanero amanecer llanero. Dicen maita, denos el agua e maíz que se
ve ta guena por que quedo espesita y nos la vamos a tomar pa con las
arepas la barriguita llena.
Afuera
late reiteradamente lucero, perro cazador y centinela y mejor
amigo por estos parajes, y es a los vecinos peones del hato y compañeros de
faenas de Ceferino a quienes late.
Gritan
estos al pasar, heyyyy, agila, agila Ceferino que para luego es tarde, y el tiempo vuela,
Ceferino les contesta, no hombre, amainen la marcha y vengan pa que se tomen un
cafecito bien cerrero y sabroso como solo mi Flora lo sabe hacer.
Se
detienen los pasantes y se aprestan a libar el trashumante café, y comentan,
guá de verdad que esta bien sabroso, y que te parece Ceferino que donde vamos
hoy a corta la madera pa arregla el tranquero hay unos buenos matojos de
picapica. A lo cual Ceferino responde,
no hombre eso no es na, que el remedio pa la bendita pica pica es el cuerpo no
rasca, ustedes se acordaran del musiu que forastero vino y por no conoce na de
por estos lares, vio una mata bien carga de vainas de pica pica, y dijo, ah bay
pues que si tan bonitas estas capiruzas, pues fue y partió raudo a cosecharla creyendo que era
capiruza, y mire que en verda la cosecho, pero más le vale que no, por que fue
tanta la piquiña que le dio que harto se rasco hasta la sacieda, y le dio una
calentura que no podía aguanta y sin oír consejos ,para aliviarse al agua del rio se fue a tira y allí mismo
quedo tieso sin mucha noveda.
Ah
caramba Ceferino si es verda, y mire quel mejor remedio pa la picazón que esta
da es que en el mismo polvo de la tierra limpia de la sabana ise a revolca.
Así
es que luego de este corto coloquio partieron los compañeros de Ceferino, y
entonces le dice este a sus muchachos vamos pues, ea, arrea que tenemos por
delante largo trecho y es arduo y obligante el trabajo aunque el amo no lo
crea.
Así
es que luego de una dura jornada de agobiante ajetreo, regresan a su humilde
vivienda Ceferino, Flora y sus dos pequeños lipones, y vuelta la mujer a su
cotidiano oficio de mujer de hogar, y Ceferino a preparar sus bártulos para la jornada del
día siguiente y los niños a tratar de remembrar olvidados juegos que ya
teniendo responsabilidades de adultos han tenido que olvidar.
Luego
que Flora sobre la rustica mesa de acapro tiende la cena, compuesta de unos
frijoles con arroz, y ya habiendo todos comido, se reúnen en el traspatio de la
casa donde saboreando un guayoyo, empiezan a discernir sobre lo que es esta vida
que llevan, sin ningún aliciente ni porvenir, y Flora le dice a Ceferino,
caramba viejo, y será que nosotros vamos a pasar toda la eternidad en esta
miserable vida nada más que sobreviviendo, cuando nos enfermamos nosotros o los muchachos el mísero sueldo no alcanza
ni para el medico ni la medicina, y es por eso que tenemos que ir con el brujo
tanislao que todo parece curarlo con oraciones, pócimas y melao. Y que si en su
momento pa la ciuda a busca otros rumbos nos jueramos marchao, nuestra vida
juera otra y otros gallos jueran cantao.
A lo
que Ceferino responde; Pero gueno vieja,
que le vamos jace, si este pareciera por Dios nuestro destino marcao, y ya eso
ta bien sentenciao, que dios no le da cachos a burro y menos si es sabanero, y
bien resabiao. Como me hubiese gustao que cuando menos nuestros muchachos a la escuela fueran
ido y estudiao , pudieran cambiar su vida, por que lo que es nosotros ya
tamos fregaos.
Verdad
que tienes razón Ceferino, me acuerdo del compai Ruperto, que harto de vivir de
limosna, con la comae y sus cuatro lipones a la ciudad se marcharon, y que de
nada les valió, por que mi compae era llanero consumao y diestro en las labores
de campo y ganao, pero de las penas de la ciudad no tenia, no tenia ni idea
como allí se bate el melao, y llegaron allí a Caracas y sobre un cerro hicieron
un ranchito de latas de peisicola, tabla
y cinz, y de techo una propaganda de la oil many corporation, es fácil tener un
mustang, pero luego a la tarea de buscar
trabajo en la ciudad se ha dao y mire que hizo lo imposible para conseguir el
sustento que con un digno trabajo hubiera ganao, y visto que no lo lograba y
teniendo muertos de hambre a la comae y sus cuatro pelaos, se le vino por
agarrarse en una panadería una bolsa de panes tostaos, y fue por el dueño
acusao, y hecho preso y amarrao al Callao fue mandao. Mi comae tubo
que meterse a la prostitución y los pequeños en delincuentes se convirtieron,
Mi compae Ruperto salió libre pero dañao por tener que convivir en promiscuidad, hacinao
entre malhechores y facinerosos , pero ya no teniendo familia ni nada que le
importara, armao con una pistola de juguete se metió a una gasolinera a roba y
allí mismo a la policía por su dueño jue
denunciao, la policía esta le cayo a tiros y allí mismo su mísera vida dio por acaba. Y en un charco de sangre
quedo quien tenia su destino fijao.
Bueno
mujer le contesta Ceferino, si es bien cierto que mi compae Ruperto tubo la
desgracia de abandonar el campo pa ise a la ciudad, pero eso de que es el
destino quien nos tiene marcaos, no creo que sea cierto, por que tu sabes
también de Pedro el ñamero, que se jarto de trabaja por allá en las montañas de Guátopo sembrando y cosechando ocumo, ñame, cambure plátano,
y no viéndole el queso a la tosta, y cansao que le viniera todo el que le daba
gana a explota, es que agarro y se se jue
pa la Guaira, y allí se metió a trabaja primero ambulante, vendiendo trashumante y caliente café cerrero,
después trabajo en el puerto de
caletero, pero luego un patrón le agarro cariño y le enseño el oficio del
comercio de importación, y ahora el ñamero lidia con unos cajones que llaman
containes, y mire que le ha ido bien, por que tiene una muy buena quinta, un abasto y dos carros ultimo
modelo aparte de un camión donde transporta la mercancía y por ello nunca tiene
el arca vacía.
Ah
carrizo Ceferino no te digo yo, vámonos entonces también nosotros pa La Guaira,
que quien sabe si allí esta nuestra suerte guarda, por que al parece es un
puerto donde hay lugar pa mucha gente labora, y no segui de esclavos aquí, de
un patrón que lo que nos hace es saca la ultima gota e sudor y por los
muchachos nosotros cuando enferman llora, que ganamos todos los años jaciendo
conuco pa que vengan la gente y los animales a roba y en la despensa nunca
tener na que guardar.
Bueno
Flora, negra monos pues le contesta
Ceferino, vamos a recoge to los corotos que nos podamos lleva y principalmente horita
mismo los burros enjaeza , terciarles el pilón, la escopeta, el machete y la
piedra de amola, el chinchorro las hamacas, los colgaderos y el catre pa
descansa.
Así
es que luego de arrimarle la carga al arreo de burros Flora y Ceferino con sus
muchachos montaron en su esmirriada mula baya y en la burra corneta y se
agilaron por el camino de nunca jamás que no te volveré a ver, o como dice
Florentino hoy te quiero y hoy te olvido pa recordarte mañana, que si me quedo
contigo yo pierdo y tu nada ganas, y así por esos polvorientos e intransitables
caminos se perdieron en lontananza convirtiéndose en apenas un puntico en la
lejanía, siendo de Flora y Ceferino escotero su único y más fiel amigo el perro
lucero.
Y en
la travesía del periplo fueron pasando poblados, pueblos y pueblito y siendo el
llano infinito e inmenso y pasar tantas casas, caños, ríos y caseríos, que de
cuando en cuando había Ceferino de
prestarse como obrero para conseguir algunos churupos para cubrir los viáticos,
tardaron en llegar a Caracas lo que
tardo Bolívar con sus tropas en atravesar los Andes y su frio.
Y bien, cuando llegaron a la ciudad hicieron buenas migas con una familia
que vivía allí en la Dolorita de Petare,
y estos les ayudaron a conseguir un
pedacito de terreno en el cerro, donde en un pequeño espacio y a duras penas construyeron su pequeño ranchito de latas,
cartón y zinc, pensaron ellos que más adelante al progresar irían adquiriendo una mejor vivienda y salir de allí donde
aparte de la cuesta por subir a diario, tenían que convivir con el desaseo, los
chorros de agua putrefacta que bajaba por una zanja desde la cima del cerro, y
así que allí parecía proliferar más el abandono y la compiscuidad que en su
añorado llano.
Y Ceferino se afanaba en conseguir un trabajo aun cuando
menos recogiendo basura, pero en vez de conseguir este, lo que se vio obligado
fue a hurgar en los basureros, tratando de conseguir algo de comida aun cuando
estuviese algo descompuesta para así mitigar en algo la hambruna en la familia,
y así fue degenerando el ansia por un
porvenir mejor en una forma de vida infrahumana,… y ya cansados de tanta roña pasar, reunidos en
el ínfimo espacio donde convivía esta pobre y humilde familia comentaban; caramba
viejo dice Flora, es verdad que para
sobrevivir en la ciudad hay que empeñar hasta el alma al diablo, y creo que
seria mejor si nos fuésemos de regreso a nuestra querida querencia del llano,
que allí aunque sea de la casa y la pesca y de las raíces de batata y de la
yuca raya, con su casabe nos podamos harta, allí podemos al menos tener una
vida llevadera y no nos vaya pasar como a otros que han venido a la ciudad por
lana y han salido trasquilados.
Caramba
vieja, tienes razón vámonos antes que sea muy tarde, por que al parecer como
dicen que nadie es profeta en su pueblo, ni en otro tampoco lo es, caray como
es posible tanta pobreza, hambre y miseria en un país tan rico, que tiene tanto
petróleo, infinitas riquezas minerales, en oro, diamantes, hierro, aluminio y pare
usted de contar, en fin aparte de ser una de las primeras potencias productoras
de riquezas minerales, también lo es por su historia que casi ningún país del
mundo se puede equiparar a nuestro País por sus gestas libertarias, pero que
esas ingentes riquezas van a dar a los
bolsillos de unos pocos que se creen los dueños y privilegiados y hasta se las
llevan como botín a otros países, ah y
que este País tiene lo más preciado e invaluable, su gente, que contiene en si
un gran potencial para desarrollar y salir por siempre del inhumano oprobio de la miseria.
Así
es que Flora y Ceferino recogieron de
nuevo sus bártulos y voltearon los burros con las guruperas pa tras, y se
regresaron a su llano jurando nunca más volver a la ciudad inventar
Así
es como la piedra que era yo culmino este pequeño relato de cómo es la dura
vida de aquellos que por no tener de conocimientos más que los que la vida y
sus vicisitudes les ha enseñado, parecieran tener que resignarse a vivir, si es
que puede llamarse vida a estar supeditados a depender de los designios ajenos.wwwwwwwwwwwwwwwwwwwww
Los
pasantes caballeros de la media luna creciente, pidieron a la piedra que era
yo; Por favor no se duerma todavía y nos cuenta otra fabula de esas tantas que usted
sabe. Y así se nos acorta y hace más
llevadero el llegar del día.
Contesta
la piedra que era yo; Ah bueno Entonces, acomódense, que Ahora les contare esta, pongan atención y ya que bien se apresten,
paren bien la oreja que les voy a
resumir otra historia que aunque increíble, es relación de un hecho verídico
del cual fui testigo y es el del venao encaramao o moneador.
Esta humilde historia continuará
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