lunes, 5 de noviembre de 2012

Flora y Ceferino o vivir en la colonia


 
 
 

Es así que al retornar de sus menesteres en  la finca donde trabajaban los paseantes, levantaron campamento alrededor de la piedra que era yo y haciendo una buena fogata prepararon comida y café y se aprestaron oír de esta la historia de Flora y Ceferino.

Os imaginareis de Flora y Ceferino  el lugar de hábitat de estos originales personajes dignos símiles a la hechura de la sabana, Vivian con sus hijos en un ranchito miserable de bahareque con techo de palmas, rodeado de añosos caros que estaba situado sobre una loma aledaño a la finca los reales, donde trabajaban, Ceferino  en las faenas de vaquerías y Flora de cocinera y de  atender en estos menesteres a la peonada, sus pequeños hijos lipones sirven para acarrear el agua del aljibe a la casa de hogar de los patrones, lo cual hacen cargando a duras penas sendos cantaros de torneada madera…

El llano, ah el llano, en tiempos de invierno se encapota desde madrugada el infinito cielo, amanece y canta el gallo en el tranquero, pita el toro cimarrón, vuela la garza morena, patito entusiasmado habla con sus compañeros  del lagunar comentando alegres  sobre el verdor que engalana esteros y sabana, chaparral, llano y palmar, si pareciera que el invierno traerá alivio sobre las vicisitudes e inclemencias del llano, pero aparte de las bendiciones y bondades implícitas que las lluvias acarrean sobre la yerma tierra y la humanidad, también trae consigo  desgracias sobre los más humildes y necesitados, pues en la mayoría de los casos viven en condiciones deplorables y en los sitios más inhóspitos.

Trae consigo la lluvia el germinar de la simiente prolifera en los campos y sembradíos y con ello la abundante cosecha que Caín y los hijos de Caín por los tiempos de los tiempos recolectaran con regocijado ahínco para satisfacción de la necesidad de alimentar a los hijos de Adán…

Ah, ah, y en verano, no se diga, en los días de inclemente verano  reverbera en lontananza la sabana en espejismos de liquido vital, soplan las ventoleras formando tolvaneras que van arrastrando matojos de monte seco en su soplar, el incandescente sol prende en un díscolo guijarro llamas de Vulcano en la agreste y seca  vegetación, la sequia se hace tan fuerte que la gente ha de tomar el agua de allí mismo donde los animales luego de revolcar y revolver el agua estancada también beben.

En los atardeceres del llanero  verano, las alborozadas bandadas de loros y pericos se posan sobre los copos de los árboles, y  con su jerigonza sacan del letargo la calma y la quietud que reinaba allí,  en el maizal del conuco, los monos y araguatos rugen cual feroz animal, mientras huyen por los copos de los arboles con su preciado botín de mazorcas de maíz apersogados en guindas de ristre, pinta el Gran Hacedor y artista etéreo  en el crepúsculo del ocaso  como en alabastro figuras poli cromáticas de una gran multutiplicidad de formas, en el llanero  horizonte,  teniendo este al rojizo sol como fondo, se dibuja sobre un montículo y a contraluz, la silueta de un irreverente y  hermoso venado carameruo,  aúlla un zorro allá en la loma de los leones, en la madre vieja cantan las guacharacas su dislocado alboroto, en los secos cauces los deshojados arboles fructíferos de colmada pica pica, esparcen al soplo del viento el acicate de esta en la sabana, toca alegre maracas la cascabel allí en el recoveco del camino, salta y silba de trecho en trecho  la aguaitacaminos en el sendero como animal señero del destino. Y los chillones rebaños de báquiras cinchadas, verraquean y se aprestan a celebrar un festín en el conuco…Bien, apaciblemente cae la noche, y un sueño inquieto plegado de esperanzas duermen Flora, Ceferino y sus dos lipones millonarios de lombrices…

En volandas pasa el tiempo en que el letargo del sueño debía haber devuelto la fuerza y vitalidad y  a estos seres. Allí en el ranchito de Flora y Ceferino, montado sobre el caballete del techo de la humilde vivienda Canta el gallo pinto, que pareciera en su memoria tener muy bien calculado el tiempo , Es de madrugada y Flora le dice a Ceferino, fíjate viejo que las guacharacas cantan casi que a la par de los gallos,  Ceferino  desperezándose bosteza y  brinca fuera del chinchorro y le dice, guá mujer, por algo dicen los viejos que el cantar de guacharacas sabe calcular el tiempo, luego sale al patio de la vivienda y allí de un tonel saca una camaza, una totuma con agua, con la cual luego de lavarse la cara, entra en la vivienda y ayuda a Flora que ya se había levantado y aseado más temprano, y que luego con manos de madera, en el madera pilón,  pilar el maíz, con sus santas manos de carnal amor lo ha sancochado y molido en cóncava piedra de moler, luego de haber molido y amasado el maíz, y luego de a las arepas dar  forma de redonda luna llena,  en un tiesto las ha puesto mientras que ya Ceferino  esta encendiendo  el fogón que entre topias y a favor de los combustibles leños de guatacaro rápidamente crepita y lanza fulgores y destellos de amanecer. WWWW

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Luego de ya haber ayudado a Flora en la cocina, Ceferino agarra su bolsa de tabaco en rama y se lleva a la boca una pella de tabaco la cual masticando con fruición parte hacia un rincón del ranchito  donde tiene su paguara, con la cual sale otra vez al patio y comienza a deslizarla  una y otra vez sobre la piedra de amolar, que en el patio esta, y que  desgastada por el continuo uso ha adquirido también  una forma cóncava, como emulando y precediendo, la hechura de las arepas, y es que con esa paguara misma es que el se gana su arepa, su pan diario de cada día,  luego de terminar de amolar pasa el dedo índice sobre el filo del machete, y asiente con satisfacción pues quedo filoso y cortante, luego hiende el  filoso acero en un madrinero que solitario en el patio pareciera custodiar el humilde rancho, entonces se dirige a Flora que esta atizando el fogón, le dice, mujer apura las arepas y el guayoyo, que tengo apuro por que tenemos que reparar el tranquero de la finca del patrón y este nos esta apremiando.

Flora presta le responde, espera y déjate de apuros Ceferino,  que apenas son las tres y que del apuro lo que queda es el cansancio, y estos patrones nunca, nunca reconocen la buena fe y voluntad de su peonada, si no que egoístamente pareciera querer todo para si, así es que ya va estar el café, y tranquilo te lo tomaras, y esperaras paciente a que estén las sabrosas arepas de pan palao que te las voy hacer tostaditas como a ti te gustan para que te las saborees y deleites con suero y requesón,  a todas estas y al amparo del crepitante hijo de Vulcano, los pequeños niños lipones  calientan un tanto sus esmirriados cuerpecitos, mire que es helado el frio en las madrugadas del llanero amanecer llanero. Dicen maita, denos el agua e maíz que se ve ta guena por que quedo espesita y nos la vamos a tomar pa con las arepas  la barriguita llena.

Afuera  late reiteradamente  lucero, perro cazador y centinela y mejor amigo por estos parajes, y es a los vecinos peones del hato y compañeros de faenas de Ceferino a quienes late.

Gritan estos al pasar, heyyyy, agila, agila  Ceferino  que para luego es tarde, y el tiempo vuela, Ceferino les contesta, no hombre, amainen la marcha y vengan pa que se tomen un cafecito bien cerrero y sabroso como solo mi Flora lo sabe hacer.

Se detienen los pasantes y se aprestan a libar el trashumante café, y comentan, guá de verdad que esta bien sabroso, y que te parece Ceferino que donde vamos hoy a corta la madera pa arregla el tranquero hay unos buenos matojos de picapica. A lo cual Ceferino  responde, no hombre eso no es na, que el remedio pa la bendita pica pica es el cuerpo no rasca, ustedes se acordaran del musiu que forastero vino y por no conoce na de por estos lares, vio una mata bien carga de vainas de pica pica, y dijo, ah bay pues que si tan bonitas estas capiruzas, pues fue y  partió raudo a cosecharla creyendo que era capiruza, y mire que en verda la cosecho, pero más le vale que no, por que fue tanta la piquiña que le dio que harto se rasco hasta la sacieda, y le dio una calentura que no podía aguanta y sin oír consejos ,para aliviarse  al agua del rio se fue a tira y allí mismo quedo tieso sin mucha noveda.

Ah caramba Ceferino si es verda, y mire quel mejor remedio pa la picazón que esta da es que en el mismo polvo de la tierra limpia de la sabana ise a revolca.

Así es que luego de este corto coloquio partieron los compañeros de Ceferino, y entonces le dice este a sus muchachos vamos pues, ea, arrea que tenemos por delante largo trecho y es arduo y obligante el trabajo aunque el amo no lo crea.

Así es que luego de una dura jornada de agobiante ajetreo, regresan a su humilde vivienda Ceferino, Flora y sus dos pequeños lipones, y vuelta la mujer a su cotidiano oficio de mujer de hogar, y Ceferino  a preparar sus bártulos para la jornada del día siguiente y los niños a tratar de remembrar olvidados juegos que ya teniendo responsabilidades de adultos han tenido que olvidar.

Luego que Flora sobre la rustica mesa de acapro tiende la cena, compuesta de unos frijoles con arroz, y ya habiendo todos comido, se reúnen en el traspatio de la casa donde saboreando un guayoyo,  empiezan a discernir sobre lo que es esta vida que llevan, sin ningún aliciente ni porvenir, y Flora le dice a Ceferino, caramba viejo, y será que nosotros vamos a pasar toda la eternidad en esta miserable vida nada más que sobreviviendo, cuando nos enfermamos nosotros  o los muchachos el mísero sueldo no alcanza ni para el medico ni la medicina, y es por eso que tenemos que ir con el brujo tanislao que todo parece curarlo con oraciones, pócimas y melao. Y que si en su momento pa la ciuda a busca otros rumbos nos jueramos marchao, nuestra vida juera otra y otros gallos jueran cantao.

A lo que Ceferino  responde; Pero gueno vieja, que le vamos jace, si este pareciera por Dios nuestro destino marcao, y ya eso ta bien sentenciao, que dios no le da cachos a burro y menos si es sabanero, y bien resabiao. Como me hubiese gustao que cuando menos  nuestros muchachos a la escuela  fueran  ido y estudiao , pudieran cambiar su vida, por que lo que es nosotros ya tamos fregaos.

Verdad que tienes razón Ceferino, me acuerdo del compai Ruperto, que harto de vivir de limosna, con la comae y sus cuatro lipones a la ciudad se marcharon, y que de nada les valió, por que mi compae era llanero consumao y diestro en las labores de campo y ganao, pero de las penas de la ciudad no tenia, no tenia ni idea como allí se bate el melao, y llegaron allí a Caracas y sobre un cerro hicieron un ranchito de latas de peisicola,  tabla y cinz, y de techo una propaganda de la oil many corporation, es fácil tener un mustang,  pero luego a la tarea de buscar trabajo en la ciudad se ha dao y mire que hizo lo imposible para conseguir el sustento que con un digno trabajo hubiera ganao, y visto que no lo lograba y teniendo muertos de hambre a la comae y sus cuatro pelaos, se le vino por agarrarse en una panadería una bolsa de panes tostaos, y fue por el dueño acusao, y hecho  preso  y amarrao al Callao fue mandao. Mi comae tubo que meterse a la prostitución y los pequeños en delincuentes se convirtieron, Mi compae Ruperto salió libre pero dañao por  tener que convivir en promiscuidad, hacinao entre malhechores y facinerosos , pero ya no teniendo familia ni nada que le importara, armao con una pistola de juguete se metió a una gasolinera a roba y allí mismo a la policía  por su dueño jue denunciao, la policía esta le cayo a tiros y allí mismo su mísera  vida dio por acaba. Y en un charco de sangre quedo quien tenia su destino fijao.

Bueno mujer le contesta Ceferino, si es bien cierto que mi compae Ruperto tubo la desgracia de abandonar el campo pa ise a la ciudad, pero eso de que es el destino quien nos tiene marcaos, no creo que sea cierto, por que tu sabes también de Pedro el ñamero, que se jarto de trabaja por allá en las montañas  de Guátopo  sembrando y cosechando ocumo, ñame, cambure plátano, y no viéndole el queso a la tosta, y cansao que le viniera todo el que le daba gana a explota, es que agarro y se se jue  pa la Guaira, y allí se metió a trabaja primero ambulante,  vendiendo trashumante y caliente café cerrero, después trabajo en el puerto  de caletero, pero luego un patrón le agarro cariño y le enseño el oficio del comercio de importación, y ahora el ñamero lidia con unos cajones que llaman containes, y mire que le ha ido bien, por que tiene una muy  buena quinta, un abasto y dos carros ultimo modelo aparte de un camión donde transporta la mercancía y por ello nunca tiene el arca vacía.

Ah carrizo Ceferino no te digo yo, vámonos entonces también nosotros pa La Guaira, que quien sabe si allí esta nuestra suerte guarda, por que al parece es un puerto donde hay lugar pa mucha gente labora, y no segui de esclavos aquí, de un patrón que lo que nos hace es saca la ultima gota e sudor y por los muchachos nosotros cuando enferman llora, que ganamos todos los años jaciendo conuco pa que vengan la gente y los animales a roba y en la despensa nunca tener na que guardar.

Bueno Flora,  negra monos pues le contesta Ceferino, vamos a recoge to los corotos que nos podamos lleva y principalmente horita mismo los burros enjaeza , terciarles el pilón, la escopeta, el machete y la piedra de amola, el chinchorro las hamacas, los colgaderos y el catre pa descansa.

Así es que luego de arrimarle la carga al arreo de burros Flora y Ceferino con sus muchachos montaron en su esmirriada mula baya y en la burra corneta y se agilaron por el camino de nunca jamás que no te volveré a ver, o como dice Florentino hoy te quiero y hoy te olvido pa recordarte mañana, que si me quedo contigo yo pierdo y tu nada ganas, y así por esos polvorientos e intransitables caminos se perdieron en lontananza convirtiéndose en apenas un puntico en la lejanía, siendo de Flora y Ceferino  escotero su único y más fiel amigo el perro lucero.

Y en la travesía del periplo fueron pasando poblados, pueblos y pueblito y siendo el llano infinito e inmenso y pasar tantas casas, caños, ríos y caseríos, que de cuando en cuando había Ceferino  de prestarse como obrero para conseguir algunos churupos para cubrir los viáticos,  tardaron en llegar a Caracas lo que tardo Bolívar con sus tropas en atravesar los Andes y su frio.

 

 Y bien, cuando llegaron  a la ciudad hicieron buenas migas con una familia que vivía allí en la Dolorita  de Petare, y estos  les ayudaron a conseguir un pedacito de terreno en el cerro, donde en un pequeño espacio y  a duras penas  construyeron su pequeño ranchito de latas, cartón y zinc, pensaron ellos que más adelante al progresar irían adquiriendo  una mejor vivienda y salir de allí donde aparte de la cuesta por subir a diario, tenían que convivir con el desaseo, los chorros de agua putrefacta que bajaba por una zanja desde la cima del cerro, y así que allí parecía proliferar más el abandono y la compiscuidad que en su añorado llano.

Y  Ceferino  se afanaba en conseguir un trabajo aun cuando menos recogiendo basura, pero en vez de conseguir este, lo que se vio obligado fue a hurgar en los basureros, tratando de conseguir algo de comida aun cuando estuviese algo descompuesta para así mitigar en algo la hambruna en la familia, y así fue degenerando el ansia por  un porvenir mejor en una forma de vida infrahumana,… y  ya cansados de tanta roña pasar, reunidos en el ínfimo espacio donde convivía esta pobre y humilde familia comentaban; caramba viejo  dice Flora, es verdad que para sobrevivir en la ciudad hay que empeñar hasta el alma al diablo, y creo que seria mejor si nos fuésemos de regreso a nuestra querida querencia del llano, que allí aunque sea de la casa y la pesca y de las raíces de batata y de la yuca raya, con su casabe nos podamos harta, allí podemos al menos tener una vida llevadera y no nos vaya pasar como a otros que han venido a la ciudad por lana y han salido trasquilados.

Caramba vieja, tienes razón vámonos antes que sea muy tarde, por que al parecer como dicen que nadie es profeta en su pueblo, ni en otro tampoco lo es, caray como es posible tanta pobreza, hambre y miseria en un país tan rico, que tiene tanto petróleo, infinitas riquezas minerales, en oro, diamantes, hierro, aluminio y pare usted de contar, en fin aparte de ser una de las primeras potencias productoras de riquezas minerales, también lo es por su historia que casi ningún país del mundo se puede equiparar a nuestro País por sus gestas libertarias, pero que esas ingentes  riquezas van a dar a los bolsillos de unos pocos que se creen los dueños y privilegiados y hasta se las llevan como botín  a otros países, ah y que este País tiene lo más preciado e invaluable, su gente, que contiene en si un gran potencial para desarrollar y salir por siempre del  inhumano oprobio de la miseria.

Así es que Flora y Ceferino  recogieron de nuevo sus bártulos y voltearon los burros con las guruperas pa tras, y se regresaron a su llano jurando nunca más volver a la ciudad inventar

Así es como la piedra que era yo culmino este pequeño relato de cómo es la dura vida de aquellos que por no tener de conocimientos más que los que la vida y sus vicisitudes les ha enseñado, parecieran tener que resignarse a vivir, si es que puede llamarse vida a estar supeditados a depender de los designios ajenos.wwwwwwwwwwwwwwwwwwwww

Los pasantes caballeros de la media luna creciente, pidieron a la piedra que era yo; Por favor no se duerma todavía y nos cuenta otra fabula de esas tantas que usted  sabe. Y así se nos acorta y hace más llevadero el llegar del día.

Contesta la piedra que era yo; Ah bueno Entonces, acomódense, que  Ahora les contare esta, pongan atención y  ya que bien  se apresten,  paren bien  la oreja que les voy a resumir otra historia que aunque increíble, es relación de un hecho verídico del cual fui testigo y es el del venao encaramao o moneador.

              Esta humilde historia continuará

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