Continúa
La Piedra que era yo…
Es
así que teniendo yo esta tan portentosa cualidad, un bien asoleado pero fresco
buen día de un abovedado cielo azul celeste festoneado por algunas pequeñas
nubes de verano, en cuyo espacio volaban erráticas golondrinas y gavilanes
tijeras haciendo perfectas acrobacias aéreas como consumadas dueñas de su medio,
pues es entonces que me tele transporte
y asenté por allí, por los lares de
Santa Rosalía, más adelante de Calcara del Orinoco por el Estado Bolívar, en
una limpia y medanal sabana solo adornada por una escasa vegetación propia de
estas, de yerba y rala paja sabanera, chaparros, arbolitos de guayabitas. De
árboles de aceite, y de vez en vez por uno que otro oasis de morichales, y en
este diversas especies de palmas de
coroba y de yagua, y de árboles de tacamahaca y cerezas, el paisaje natural se armonizaba con uno que
otro rancho de bahareque, de techos de palma moriche, y en sus patios pero que
en si en su conjunto no dejaba más que alternar en la monotonía del paisaje y
adornarle, uno que otro tranquero de entrada de algunas fincas ganaderas de los
contornos, donde abundaban muchas hermosas reses de ocres colores, y habían
vacas lecheras y uno que otro padrote que celoso cuidaba del rebaño de su
vacada, todo este paisaje parecía en su conjunto estar creado por una artística
mano que ponía armonizando todo, el trasfondo de la intrincada e
inconmensurable selva montañosa del macizo Guayanez…
Chalana llegando a Caicara Carretera de Granzón
Pues
entonces aconteció que viniendo por esas carreteras de granza que parte desde
Caicara del Orinoco hacia Ciudad Bolívar, venían unas personas en un camión de
estacas, alrededor de seis eran, y paso que el auto se les accidento en las
inmediaciones donde ya yo estaba ubicado, el vehículo venia con un inusual
ronroneo de su motor, entonces empezó a traquetear y así disminuyo velocidad
hasta que se detuvo como exhausto e hizo pffff, y ya no pudieron arrancarlo de
nuevo, estuvieron en porfía tratando de arreglar la avería, de conseguir la
falla y en ese trajín se les paso el tiempo y con los crepúsculos del atardecer
se rindieron a pernoctar aquí mismo alrededor mío.
Y se
dispusieron a hacer campamento y uno de ellos fue a por agua en una vivienda
que cerca de allí quedaba, y de un aljibe trajeron cristalina y fresca agua del
profundo y artesanal jagüey, y así es que colgaron sus hamacas en unas matas de
palmeritas que alrededor mio habían, e hicieron comida y comieron, y ya que
saciaron el hambre y su sed, empezaron a sacar cuentas y cuentos de su periplo
por esos lares y que lo había motivado, y entonces por su ameno charlar entre
ellos, les fui conociendo, y supe que el chofer se llamaba Heberto Mijares y
que era agricultor, su copiloto Álvaro Arévalo y que era mecánico, y de los
compañeros que arriba del camión venían, uno se llamaba Antonio (Toño)Márquez y
era perito agrónomo, y otro Marcos Bandrés
igualmente perito agrónomo, y Roque Sanders que era biólogo ecologista y
ambientalista.
Y
reunidos allí al cobijo y al amparo del agradable calor de la fogata, cuyas
contoneantes, alegres y anaranjadas llamas parecían danzar un nocturnal y artístico
espectáculo, contaban de los pormenores de su aventurero viaje, y es así que yo
le escuchaba su dicharachera charla.
Y
oyéndoles, yo seguía y no perdía detalles de la conversación, de su lugar de
origen, es entonces como saliendo de mi pétreo hermetismo, carraspee, y me
aclare la garganta y con estentórea voz les intime a cambiar unas palabras
conmigo , yo también vine desde allí dije... Ah, jaja, no se imaginaran ustedes
del susto y la sorpresa que estos
viajantes se llevaron al oírme hablar…
E
incrédulos no daban crédito a lo que sus oídos habían percibido, y un poco
atemorizados e inquietos trataron de alejarse de mis entornos, pero con un
ssssto les dije quietos que no es para tanto, enseguida les fui calmando, y
ellos se fueron tranquilizando y cobraron valor en sí para preguntar, y como es
eso que usted puede hablar?...
Bueno
conteste, por ahora confórmense con saber que esas son cosas de la vida y del
Divino hacedor, y que mis designios aun sin yo querer ni proponérmelos, ya los
llevo pautados por El, y que yo al igual que ustedes que también tienen un
señero destino, un sino que cumplir en la vida, y que en su momento lo habrán
de descubrir, pero al menos ya yo se cual es mi misión en esta vida, y le voy
dando para ver si le atino…
Ah
ja, y cual es su misión como usted dice?...
Pues
bien ya deben de haberlo intuido…yo estoy o soy para oírles a ustedes los
humanos y saber de sus historias y ustedes de las mías y también para de buen
juglar hacer y traspasarlas de
generación en generación hasta el fin de los siglos…y a los menos instruidos…
Ahora
bien, quisiera saber de ustedes, que les trae por aquí, que les impulso o
incentivo a emprender esta aventura que un poco he oído de ustedes, eso es este
su viaje…
Bueno
dice Álvaro, hemos salido de nuestro querido Pueblo de Altagracia de Orituco
por allá por el Estado Guárico, alentados por una oferta que el Gobierno
Nacional ha hecho a todas aquellas personas que sin trabajo se encuentren, para
emprender un proyecto que el mismo ha dado por llamar la conquista del sur…
Ah
les dije, pero eso no es algo que sea meritorio, pues en su mismo terruño han
podido desarrollar ustedes alguna que otra vocación…
Entonces
llega Mijares y me dice…pues si, pero primero óiganos a cada uno de nosotros y
ya verá que cada quien tiene sus razones particulares para haber aceptado
emprender esta aventura..,
Brinca
Toño y dice…bueno y a todas estas como le podemos llamar a usted, por que me
imagino que debe de tener un nombre especifico mediante el cual aludirle…
Ah
ja…he ahí el detalle, ustedes podrán pensar que por mi conformación pétrea…eso
soy yo, solamente una piedra y cuyo genero en este caso seria femenino…ah no,
pero resulta que yo soy de genero masculino, pero dado que soy en verdad una
piedra, no me podéis decir por ejemplo señor petro, por que al fin y al cabo
eso soy, soy varón, pero para los efectos sigo siendo piedra…
Ah
carrizo me dice Marcos, quien entiende ese galimatías que de tan enredado
confunde nuestros pensamientos…en fin que usted es piedra y como tal debe
llamársele, o es que prefiere que entonces le llamemos petro?...
Ah
carrizo, me pueden aludir como mejor les parezca, que hasta el Usted es un buen
indicio y muestra de respeto…
A lo
que alude Roque, pues, en verdad que eso es algo muy cierto, pero ahora que
usted quiere saber de nuestro condicionado viaje aventurero, déjeme decirle,
que es pues cierto que nos alistamos en esta tal conquista del sur o CODESUR
como le dio en llamarle el gobierno y a instancias de este mismo nos enrolamos
y, pues que aquí nos tiene…
Ah,
pero que ofrecimientos, que incentivos les dio ese tal gobierno de que ustedes
hablan…
Bueno
dice Roque, es que donde tengamos a bien asentarnos en algún sitio de este
extenso territorio de Guayana, pues pasará
a ser de nuestra exclusiva propiedad, y para que trabajemos la
agricultura, la ganadería o cualquier otra actividad licita que tengamos a bien
ejercer, y todo esto y que es para poblar el territorio y las adyacencias de
las fronteras y conformar nuevos núcleos poblacionales, y que al hacerlo,
seremos subvencionados por el gobierno, es decir ayudados y financiados por
este…
Ah
bueno…les digo, que ese es un buen plan para emprender y hacer una vida justa y
llevadera, y para lograrlo, pues, trabajar con tesón y ahínco….
Contrale,
pero cuéntenme un poco de los pormenores de la odisea de su periplo desde su
pueblo hasta aquí…
Bueno,
dice Heberto, pues que no hay mucho que contar, por que como ya usted ha dicho
que ha estado por nuestros lares…
Si
esta bien, pero dado que yo viajo en el tiempo yn en el espacio a una
vertiginosa velocidad, pues pasa y acontece que casi no me puedo fijar en los
detalles de los sitios por donde paso en mi andar de siglos…
Ah
bueno dice Marcos bueno le podemos contar, que de nuestro pueblo natal de
Altagracia de Orituco, al menos hasta cabruta, hemos pasado muchos poblados,
que si Lezama, Casianero, Cujialote, Chaguaramas, las Mercedes del llano, Santa
Rita, Cabrita…
Y en
todo ese largo trayecto de transito por carretera de trillado granzón se nos ha
transcurrido unas seis horas hasta, la población de Cabruta, cuyos habitantes
están por alrededor de unas cinco mil personas y dedicados en su mayoría a la
agricultura, la ganadería y la pesca, entonces nos allegamos hasta las orillas
del rio Orinoco, donde nos instalamos y quedamos a observar para ver el
cargamento de abalorios, herramientas y maquinarias que estaban siendo
embarcados en las rusticas chalanas provistas estas de grúas, para la
manipulación y embarque de equipos pesados, los cuales iban a ser pasados al
otro lado del rio Orinoco, atravesando el Padre rio como unos cuatro mil quinientos metros vía fluvial hacia el margen derecho donde se
encuentra enclavada Caicara, así es que
habiéndonos entretenido en todas estas observaciones, nos agarro la noche, y he
ahí que pernoctamos en una tal posada
Cabruta Hilton, propiedad de un señor apodado el chigüiro, que se vino de
Altagracia en busca de fortuna, y se quedo allí en Cabruta donde vive
holgadamente de la renta de sus habitáculos…pero vaya si pudimos allí en esa
posada pegar mucho los ojos, por que no nos dejaron los benditos puyones,
zancudos estos que más parecen aviones que zancudos, y que molestan tanto por
su urticante picada como por su molesto zumbido...
Así
es que ya usted debe deducir que temprano al otro día embarcamos en una chalana
el camioncito donde transportamos nosotros nuestros macundales, y para ganar
tiempo dejamos el auto para que lo trasladaran hasta Caicara mientras para
ganar tiempo agarramos una curiara y bongueamos por el Padre Rio hasta esa
población.
Aun
atravesando en rápida curiara el Orinoco desde Cabruta hasta Caicara, es harto
largo el trayecto, y es así que veníamos entretenidos charlando y haciendo
chanzas, estuvimos en Caicara en aproximadamente una hora, y ya allí en Caicara, nos fuimos a visitar a unas
amistades mientras llegaba la chalana con el camión que todavía tardaría unas
tres horas en llegar, entonces estuvimos en casa de los Osio que de Altagracia
se habían mudado allí.
Y
nos brindaron sabroso café y estuvimos
en amena conversa hasta que calculamos que ya estaría por llegar la chalana,
fuimos y esperamos a la orilla del Orinoco hasta que llego esta, luego partimos
hacia acá, pero nuestro destino es llegar un poco mas al sur de Caicara, hasta
Rosalía y sus inmediaciones, para ver de ubicarnos en unos terrenos que
colindan con la selva guayanesa, ahora que pasa, que se nos accidenta el carro
y pues que mañana que lo compongamos continuaremos periplo.
Así
es que temprano por la mañana de un nuevo día, estos aventureros estuvieron
trabajando mecánica en el vehículo hasta que lograr encender este, y entonces
se despidieron de mi, no sin antes prometerme que al regresar de sus
diligencias y menesteres, harían un alto en el camino y se detendrían acá a
conversar conmigo y contarme como evolucionaba su aventura por esos lares…
Se
despidieron de mi diciendo…Bueno usted nos va a disculpar pero hemos de
continuar viaje; así que partieron hacia su destino dejándome ensimismado, solo
y pensativo y sintiendo como por la
carretera pasaban muchas gandolas cargadas de aparatos, de maquinarias y
transportes con muchos trabajadores, y me figure que eran los obreros y
especialistas que iban a conquistar el sur…
Y
bien pasaron muchas lunas y muchos soles en que la piedra que era yo no había
tenido mucha tertulia con ser civilizado alguno, salvo uno que otro animal de
la sabana y de la aledaña selva…
Bien
el tiempo paso raudo y sin dar mucha ocasión para pensar ni para afligirse por
nada, y habiendo transcurrido como unos tres meses un buen día por la
tarde, regresaron nuestros amigos de su
consabida diligencia en busca de un futuro promisor, y en verdad se detuvieron
acá en mi lugar de asentamiento, y se dispusieron a acampar en mi lar, y ya
luego que hicieron campamento e hicieron comida y café, y luego de que saciaron
el hambre y la sed, y de satisfacer y hacer sus fisiológicas necesidades, pues entonces se
dispusieron a compartir la velada en amena conversación…
Entonces
la piedra que era yo les inquiere, y como les fue por allí en sus andares sin
rumbo cierto, quisiera yo poder saber que ha sido de ustedes, de su vida en
todo ese tiempo que han estado ausentes…bueno casi dijeron a coro los
aventureros, quien tiene algo realmente importante, una anécdota sabrosa es
Álvaro, pero no sabemos si el quiera contarla, ya vera usted que quizás se sentirá el, de contarla un poco apenado…
A lo
que la piedra que era yo refuta, no hile hombre, eche para afuera Álvaro, que
no hay mal que por bien no venga, y ya yo de cosas de esta vida estoy saturado,
así que soy todo oídos y no me perderé ni un tantito de su relato…
Bueno,
carraspea y dice Álvaro, resulta, pasa y acontece, que habiendo llegado
nosotros por esos lados de Santa Rosalía, no nos pareció bien y nos llegamos
hasta un pequeño caserío llamado las Colmenas y que queda más delante de Maripa
pasando el rio Cuchivero, y las gentes de allí, pobladores humildes y
sencillos, nos han recibido con mucha amabilidad y cortesía y bien
predispuestos a servirnos de baquianos para que ubicáramos unos buenos terrenos
donde dedicarnos a la agricultura, y nos dieron alojamiento en unas churuatas
que a bien tenían para quienes fueran sus huéspedes, y bueno que pasamos casi
una semana compartiendo con esta afable gente propia yn originaria del sitio, y
nos contaron de que si las tierras de por allí eran muy fértiles, pero que para
meterse a trabajar en la montaña que quedaba distante del caserio como a unos
doscientos metros , había que tenerlas bien puestas, pues estas eran selvas de
Bolívar, y que allí abundaban muchas fieras y alimañas propias de la selva
virgen…que si el tigre, el león, las cuatro narices, cuaima piña, la culebra de
agua y pare usted de contar…
Así
es que les dijimos que no tuviesen cuidado, que nosotros éramos hartos fogueados
en estas lides de trabajar el campo y en contacto directo con la naturaleza y
sus inclemencias…
Pues
entonces nos dijeron nuestros humildes anfitriones, bueno vamos a meterle el
pecho a la montaña que para luego es tarde, y fue así que emprendimos la
expedición montaña adentro, la cual en verdad era selva virgen, solo mancillada
por el hombre para cultivar sus más esenciales vituallas para sobrellevar la
vida, para subsistir de la naturaleza, sin abusar de ella, y fue así como nos
llevaron a ubicarnos en plena selva a orillas cerca de un caño, un arrollo de
aguas límpidas y cristalinas que fluía y que parecía susurrar melodías
cantarinas…
Bien…continua
Álvaro, así es que estando ya ubicados, en un una explanada, en un claro del
bosque, con alambre, cabuya, mecate, hicimos un rancho bahareque techos de
palma…
E
hicimos aledaño a la casa un aljibe, cuyo manantial daba una exquisita,
fresquecita y dulzona agua salida de la
fuente de las entrañas mismas de la
madre tierra…
Y artesanalmente estuvimos preparando la tierra
para cuando menos sembrar un maicito, y sobreviviendo de la caza y la pesca, y
de algún pequeño aporte de nuestras familias para nuestra manutención, ya que
las referidas promesas y las tales
ayudas ofrecidas por los entes gubernamentales
a quienes poblaran parte de este extenso territorio de este Estado, nunca se
dieron ni hicieron efectivas, nunca llegaron…
Así
es que teníamos que alternar las labores de la agricultura con lances de cacería
para conseguir cuando menos la carne, ya que de nuestros vecinos colaboradores
campesinos conseguíamos siempre algo de arroz, frijoles, y raíces de ñame,
ocumo, yuca, batatas, los cuales eran producidos por los campesinos en sus
conucos aledaños…
Yo
siempre de tardecita salía a casar, y lo más que conseguía y cazaba, eran
guacharacas y acures, pero un buen un día de esos, me enfiebre tanto buscando
una cacería mayor, que terciándome la escopeta diez y seis, y colgándome una
cantimplora con agua y otra con un poquito de café…
Pues
todo calenturiento por las ansias de cazar una presa mas grande, es asi que me interne en la selva, y
aunque no era baquiano parecía estar en mi elemento natural…
Y
así mientras más caminaba selva adentro más era mi fogosidad y ansia aventurera
y así perdí la noción del tiempo, y entonces llegue hasta un pajonal de una
calceta de sabana que en medio de la gran selva había, y ya allí me senté
en una piedra y me puse a cavilar en
como me había agarrado casi la noche por esos lares y yo sin una linterna,
apenas de lumbre solo cargaba una cajita de fósforos; entonces me di a la idea
y pensé y asimile, que irremisiblemente
había de pernoctar allí…
Es
así como ya que se hizo de noche, me acurruque allí entre dos lajas de piedra
que allí habían, y me cubrí con una raída chaqueta de cuero y trate de
conciliar un poco el sueño, a duras penas si pude medio dormir y echar un
sueñito, ya que entre la plaga y los mosquitos y más el intenso frio que
parecía adherirse y calar hasta los huesos mismos, me mantuvieron en vela casi
toda la noche…
Y en
los momentos que lograba conciliar el sueño, soñando ya me veía encarando a uno
de esos fieros animales que en la selva abundan, y que nítidamente podía ver
sus fauces abiertas y amenazantes hacia mi…
Es así
que entre desvaríos del sueño y sus pesadillas, me amaneció más temprano que de
costumbre, y serian alrededor de las cuatro y media cuando sentí que algo se
movia sigilosamente entre el pajonal de la calceta, y estando entre el
claroscuro del amanecer no podía distinguir que animal podía ser aquel, y
siempre, no sin reservas, agarre la escopeta y le cargue un cartucho de
guáimaros perdigones cuatro en boca, y muy pacientemente espere hasta que ya a
la radiante luz del día difuminaba sus rayos y
entonces ya pude percibir que se trataba de un venado, pero no de un
venado cualquiera…
Este
era un venado que por su abundante collar de peludo pelambre, más se parecía a
un siervo que a un venado, y me quede pasmado observándolo en todo su porte y
hermosura, y tan manso que a su vez me vio, olfateo y vestinqueo hacia donde yo
me encontraba, como desafiante, es que quizá nunca cazador alguno lo había
asediado, así que no lo quise disparar y lentamente aparte la escopeta y lo
estudie y grabe fijo en mi memoria…
El Venado Sortario El Tigre Salado
Y
estaba yo ensimismado observando al hermoso ejemplar cuando en ese instante se
oyó un atronador rugido
groaaauuurrrrrrr, de un profundo e intenso
eco cavernario, y me dio la impresión que temblaba la tierra, y he allí, que de
ipsofacto el pelo se me erizo, yo que ya
no podía contener un nervioso estremecimiento, pensé para mis adentros, nada,
que este es “el tigre” que presentía, olia e intuía la presa …
Y me
dije, ah caray, tengo que poner pies en polvorosa y rápidamente de aquí
escabullirme o quedara escrito que por aquí se aventuro un cazador furtivo y
que caro pago su empresa por de valiente dárselas y no optar por de allí salir
aprisa fugitivo…
Así
es que un tanto tembloroso, con los nervios de punta, lentamente fui caminando
al revés, hacia atrás sin voltearme hasta agarrar la orilla de la montaña y en
fugas relance, y habiendo podido avizorar al feroz tigre, ya a orillas de la
selva, en apresta rapidez de allí me largue, y aun cuando no tenia nociones del
rumbo a seguir para al rancho regresar, instintivamente camine sin para atrás
voltear, y así, de prisa camine, un poco erradamente, un poco acertadamente,
nunca paso por mi mente ir a dar causalmente con un asentamiento de abandonado caserío,
que en un claro del bosque estaba este situado, y desierto menguaba entre
centenarios y frondosos árboles de mango
que mucha sombra se ufanaban de dar, por
lo que tampoco permitían ver el sol para
poderme ubicar…
Y
estando allí al cobijo de estos corpulentos árboles, me sentí más seguro y
protegido, pero entonces me atacaron unas incontrolables ganas de defecar, y me
metí entre la maleza circundante y sin más trate de mi necesidad aliviar, y
estando en este singular trance le dio al tigre por roncar, y tan fuerte fue su
rugido que a la tierra y a los viejos árboles de mango de grueso tronco, daba
impresión de hacerles temblar, tal desbarajuste y azaro en mi su rugir causo
que sin darme cuenta con unas hojas de guaritoto trate de mi miasma limpiar,
pero el embarazo era tal que los cachetes embadurnados de mier… me vino a
quedar y con mi trasero como boca de muchacho comiendo chocolate trate de mis
pantalones subir y acomodar, pero mientras más me los acomodaba, más de
mierd…parecía empatucar…
Ya había
creído yo que mi errátil destino inminentemente a su final había llegado, y
entonces por mi mente pasaron veloces y raudos como en vertiginosa película,
todas las etapas , toda la historia de mi vida, y relancinamente pensé, que el
tigre había dejado de comer sabrosa carne de venado para venir a devorar a un
humilde cazador caga…o
Así es
que tembloroso, y quizá más por reflejos que por otra causa, agarre la
escopeta, mis bártulos y pegue tremenda carrera un poco acicateado por el miedo y temor y otro poco
por la gran ardesón y picazón que de antojo de guaritoto di a mi cul…o por
quererme con el limpiar…
Me
escabullí por un intrincado y viejo
sendero repleto de lianas y bejucos que de los árboles parecían colgar y
mientras en mi andar más me enredaba, mi paso trataba más de apresura, pues
detrás de mi “el tigre no cejaba de roncar”…era tanto mi desbarajuste que la
escopeta al revés me la hube de terciar, en un enriedo del gatillo vino un bejuco
a tirar, de la explosión que hizo el tiro más me hizo espantar y trotar, pero
andando otro largo trecho al tigre tras de mi ya no lo oía roncar, y entonces
allí exhausto y sin aliento, en la orilla del camino sentado en una piedra me
dio por descansar, y ya que había largo rato pasado, y ya algo recuperado de mi
cansancio, y no sintiendo más al tigre y su rugir, me paso como dice un dicho
muy popular el gato su curiosidad quiso
matar… y haciendo de tripas corazón monte la escopeta y desande el trecho ya
andado, y cual no seria mi sorpresa, que allí en medio del camino estaba el
tigre en un charco de sangre zumbao, con un certero tiro que mi escopeta por el
capricho de un bejuco que del gatillo había jalao, el tiro entre ceja y ceja le ha dao y muerto y tieso ha
quedao…
Así es
que ni corto ni perezoso al tigre por su rabo lo agarre y aunque harto era
pesao, como pude me lo lleve por su cola arrastrao…
E
iba de regreso para el rancho con tal trofeo llevándolo arrastrao, cuando del
rumbo del rancho mismo una chusma de gente venia hacia mi mismo lado, y eran
los amigos y vecinos que mal no suponían, andaba yo extraviao, y llegándose ya junto a mi tremendo aspaviento
han armado, pues nunca supusieron fuera yo un cazador consumado…
Y
empiezan a jurungar al bendito tigre, y a comentar, que si era un tigre cebao,
que andaba por esos laos, y que de buen trance los he sacao, y que de parte de
ellos me considere complacido, por que aparte de tener ganada su amistad, por
esta heroica hazaña iba a ser yo premiao…
Pero
entonces llega una señora que con ellos se aventuro a venir a ver que conmigo
había pasao, y empieza a arrugar la nariz y a oler snif sniff y olerme hfff y
entonces con espaviento exclama fo, fo, fo, fooo…ummh usted como que esta cag…ao,
ummh…
A lo
que raudo le respondo, ah no mi Doña, no tenga usted cuidao, pasa que es mi
costumbre como cazador consumao, que cada vez que mato un tigre me voy en mier…da,
y de ella bañao…
Así
es que este es mi relato de lo que me aconteció por alla en el caserio Las
Colmenas, y ya vera usted por que de contarlo me siento harto apenao…
Así
es que de allá vine siendo por la multitud coronao y considerándome ellos como
un cazador consumao…
Prorrumpieron
todos en burlonas carcajadas, y…Jaja…también prorrumpió en sonora carcajada la piedra que
era… yo, bueno el miedo es libre, y aun cuando mucho tiempo y trecho trillao en
este mundo tengo llevao, nunca había
escuchao de un cazador que por culillo, embarrao de mierda haya quedao…
La
piedra que era yo pregunta, y quien otro de ustedes me contara de sus andanzas
en esa aventura…
Ah
no le contestan a coro nuestros amigos aventureros conquistadores del sur,
vamos a dejar para luego nuestros relatos, que ya con lo que Álvaro le ha
contao es suficiente y mucho nosotros hemos andao y de ello estamos harto
cansao…
Perto Fluvial Cabruta Chalana desembarca en Cabruta
Chalana con Grua Carga Avalorios
Continuara en próxima entrega…gracias…
Nota:
Este es un relato, en parte ficción, en parte realidad como lo fue la tal
CODESUR, años sesenta ynueve-setenta y uno, y de Nuestro embarque, por que eso fue lo
nuestro en esta aventura…Y Cualquier parecido con la realidad es “pura
coincidencia”…