miércoles, 7 de noviembre de 2012

El Venado Encaramado Moneador, la historia del Negro


El Venao encaramado o moneador
 
 
La piedra que era yo carraspeo y lanzo un figurado escupitajo tratando de imitar  a los caballeros de la media luna creciente, quienes así lo hacían a merced de saborear el tabaco de mascar.

Y empezó el relato diciendo: Pues bien esto aconteció por allá por el rancho de las flores, situado por los lados de la Felipera, aledaño al hato La Candelaria cercano a la población de Lezama de Orituco.

En una parcela de tierra en una finca que los campesinos ocuparon a un terrateniente de por allí, construyeron un rancho debajo de unos araguaneyes lo cual le dio el nombre de rancho de las flores de araguaney. Allí  labraban con las uñas  la tierra unos humildes campesinos, Juan Loreto se llama el uno, Teobaldo su hermano, El negro Jesús Sierra, y el mecánico Álvaro Arévalo que hubo de aprender la cultura de trabajar la tierra para así dar sostén a su hogar. Tenían ellos unos perros cazadores de buena tala, como lo eran perdigón, colmillo y tarasco. Los cuales casi difícilmente perdían ninguna presa.

Un sábado en una tarde de invierno, ya rayando el ocaso y habiendo satisfecho las faenas en surcar y sembrar el vientre de la pacha mama con la simiente del prolijo y sediento  maíz por germinar, de la yuca retoñar  y la  caraota vainas abundar, se reunieron y sentaron en unos troncos que estaban dispuestos bajo los hermosos y  amarillos floreados araguaneyes, y ya que el mejor pasatiempo en los ratos de ocio del campesino en la solaz quietud del anochecer llanero es el contar anécdotas, pues bien, se entabla cordial coloquio, y dice Juan, Cara, mañana domingo que no vamos a bregar, deberíamos ir a echar un lance con los perros a ver si cazamos un venao y para ver si ahuyentamos las báquiras antes con antes pa que no nos vayan a destroza el conuco.

Salta Teobaldo y dice ah bueno, seria bueno, y también pa ve si nos topamos con el venao moniador…Jajaja, prorrumpen en carcajadas sus compañeros, no gile, Teo, no nos vengas con cuentos de camino.

Dice Teobaldo, no, no se rían, que es la purita verdad, yo se por que lo he visto este es un venao que tiene la habilida de encaramarse en los arboles.

Dice Juan; ah bueno cuéntanos entonces como es eso, por que ver para creer.

Si dice El Negro; Cuenta como así, como puede un venao moniar.

Álvaro alude, pues yo no soy tan incrédulo y pues que como se dice, en la viña del señor hay de todo, y aun cuando tenga que verlo, tengo confianza en que Teo no nos este dando cháchara por no deja.

Teo: bueno hoy no les voy a conta na, aguanten las ganas pa mañana, que seguramente con el tal venao nos vamos encontra.

Ta bien dice Juan, pero vamos a echa un cuento pa agarra sueño y temprano madruga, ande ahí compai Negro, arránquese con un cuento de esos chistosos que tu sabes.

Bueno arranca el Negro; no se si ustedes han escuchao del musiu del excusado.

Al unísono sus compañeros contestan: no hile, verdad que no lo hemos escuchao, ande eche pa fuera que somos todo oídos.

Ah bueno, dice El Negro; solo que me eche un cerrero y me dan una masca e tabaco pa agarra animo y mi memoria hace recordar.

Ya que le dieron café y tabaco, empezó; saben ustedes que en el Acapral de Lezama vive el musiu Rodrigo, ah bicho pa tapao, y le han pasao unas cosas, parece raro pero es un isleño al que le gusta andar aseao, y de ser aseao todo lo quiere limpio y ordenao, es así que como por allí donde vive las necesidades se hacen en el escusao o poso séptico, y teniendo en ahorro en esa letrina buena cantidad de heces y miao, ya casi a la boca del hueco resumía y allí flotando sobre la miasma putrefacta reborbollaba infinita cantidad de queresas y gusanos, y no soportando siendo el tan aseado, tanta fetidez y bichos en ella revolcándose, se le vino a la mente que algo había de hacer para contrarrestar tal demostración de tal proliferación gusarenil, y fue y le consulto a su compae Clodomiro.

Ah compae Clodo, que será bueno pa elimina ese poco de bichos que tengo allí en el escusao, que mire que me da harto asco ya el hacer necesidades ahí.

Su compadre le dice, ah pues compae que yo sepa nunca se le ha buscao remedio a tal situación, pero tengo una idea, que tal vez con creolina y querosén pueda usted esos bichos desaparecer o por lo menos de allí correr.

Ah bueno compae Clodo Horita mismo voy y le largo el bendito querosén con la creolina.

Y así se fue el musiu pa su casa y le lanzo al foso del escusao sendas cantida de querosén y creolina, y le pareció bien por que los malayos  bichos se morían, pero no le pareció esto bien ni suficiente y se le vino a la idea d echarles candela, y fue y se agarro una caja de fósforos, encendió uno, y no bien lo hubo prendido, al foso lo envió, y más le vale que no por que este sobrevino en una soberbia explosión y como un volcán eructo, y aunque el musiu Rodrigo de esta se ha salvao, de puro guate podrió el escusao lo ha bañao. Y salió de allí tosiendo y todo de mierd…embadurnado, que su compae Clodo de reír se ha hartao, y esto se supo en Lezama y en todos los cercanos poblaos.

Caramba Negro y eso paso de verdad preguntaron los oyentes. Como puede explotar un excusao no más con prenderle candela con creolina y querosén.

Bueno dice el Negro; según dicen los que saben que el excremento en descomposición y que se fermenta, y que produce un gas que creo que llaman metano, lo cual no sabia el musiu Rodrigo y más bien salió barato de que la explosión lo fuera matao. Y ahora que ya un cuento han escuchao, mejor nos acostamos a dormir que mañana temprano de madrugada vamos de cacería por que al parecer tenemos que lidiar con un venao resabiao.

 Así es que al otro dia temprano de madrugada salimos de lance con rumbo de la quebrada de Cara…

     

Continuará…

 

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